24 de marzo de 2013

Libertad relativa.


La libertad, como concepto en si mismo ¿realmente existe? o… ¿La libertad consiste en poder hacer lo que se debe hacer?
Quiero decir, en realidad, ¿es más libre quien hace lo que desea acorde a sus apetencias? O por el contrario, ¿aquel que hace lo que debe, y se siente liberado en cuanto a conciencia nos referimos? 
La verdad amigos míos, ninguno de ellos será libre en su totalidad, puestos que uno está dando la espalda a sus principios, mientras que el otro a sus más ocultos deseos. Es entonces cuando me acecha la duda, y mi mente entra en desconcordia, entonces ¿qué camino debo tomar? ¿Sacio mis necesidades de placer inmediato, o busco hacer lo correcto para estar en paz conmigo misma? 
Puede que si hablamos de que me convendría, lo idóneo es entonces actuar con moralidad, tal vez me cause menos problemas, pero quizá a largo plazo es probable que me inunde una sensación de vacío e insatisfacción muy latente. Y si calmo mis más intensas ambiciones a menudo estaré traicionando a mis ideales. Por lo tanto, igualmente no me sentiré realizado. ¿Qué es entonces más importante? Sencillo. Tan sólo a lo que tú le des más importancia. Tú balanza personal, tus preferencias, tus prioridades… ¿sentirte satisfecho? O… ¿en paz contigo mismo? ¿Difícil verdad? En ocasiones se puede conseguir un equilibrio, muchas otras veces sencillamente no. En resumidas cuentas, la vida se conforma a partir del caos, y de la relatividad de las cosas. 
¿Sabéis algo? Hoy en día los valores están en decadencia, por lo general será más habitual que las personas se salten sus propias normas, y se precipiten hacia la avaricia. Algunos otros predican y enseñan lo justo, pero no son ejemplares. Y un porcentaje muy pequeño saben actuar en concordancia con sus principios. A la hora de la verdad como suelen decir, “ni los buenos son tan buenos ni los malos son tan malos” depende, todo depende. 
Me encanta la relatividad. Nunca llueve a gusto de todos. Así que amigos míos, hagan lo que más les convenga, apetezca, o guste. Cada cual se las arregle como buenamente pueda. ¿Solución? No tener conciencia, o bien adaptabilidad, saber afrontar las consecuencias, superarlas.  Me da lo mismo el concepto que tengáis sobre mí, y que no podáis doblegarme con vuestros prejuicios es lo que realmente, me hace libre.