27 de enero de 2013

Duelo ambiguo.


¿Acaso se necesita de una pérdida física de tus progenitores para considerarse uno huérfano?
Hace poco descubrí que lo que yo sentía, vivía, experimentaba, tenía un nombre. Duelo ambiguo resulto denominarse, y creerme que fue peor clasificarlo como tal a la incertidumbre de no saber exactamente de que se trataba.
La pérdida ambigua es la que más ansiedad provoca ya que permanece sin aclarar, y es que percibes a la persona como presente físicamente pero ausente psicológicamente. 

Y así sucedió, su esencia se disipo, y sin apenas percatarme muy poquito a poco lo perdí. El amor hacía su hija ya no se reflejaba en sus ojos azules claros. El amor hacía la vida ya no estaba latente en él, y recordar que antes su todo era tan solo yo, la niña de sus ojos, su pasión. 

He enterrado a mi padre antes de lo previsto, no a su cuerpo, pero si a su alma, que entre recuerdos vive en mi corazón, porque de él ya no queda nada, y parte de mi se llevo. 
Ya he llegado a la fase de resignación, no hay nada que hacer, aceptación consciente, dolor, mucho dolor. Entrar por la puerta y que no sepa dedicarte ni un minuto de su atención, que los reproches hayan abarcado toda nuestra comunicación, le de igual a donde vayas, cuando, con quien, si comes, si duermes, si estas...si vienes, si existes, si te vas.
Siempre la indiferencia es lo que más duele, en un padre, te hiere de gravedad. No le encuentro explicación, no sé que hice mal. Soy consciente de que nunca fui una hija ejemplar, que te atormente con mis berrinches, día tras día, por las noches con mi mal estar, y siempre te recuerdo ahí a mi lado, velando por mi, sin dormir, contándome cuentos, y dedicándome todas esas sonrisas. Regalándome abrazos de romperse. 
¿Donde fue a parar todo ese amor que parecía nunca terminar? yo aún sigo teniendo mucho guardado para ti, besos, abrazos, caricias, mi sonreír...¿como te lo voy a dar, si aún así no los vas a sentir? es como si tu corazón estuviese, pero no supiese latir.
En mi memoria quedo grabado algo, me acerque a ti, te pedí que por favor te cuidaras, que eras muy importante para mi, que te veía desmejorado y te necesitaba para vivir. Con lágrimas en los ojos, te miraba fijamente, esperando tu respuesta, tú sin apenas alzar la cabeza me contestaste que uno menos en el mundo, un problema menos para mi. Sin piedad, ni consideración alguna me dejaste allí, te marchaste y tu puñal se quedo clavado en mi. Desde entonces de vez en cuando me permito romper a llorar. Te quise, te quiero y te querré papá. A pesar de haber desaparecido de mi vida ya, de no reconocerte...no te podre olvidar, todo lo que hiciste por mi, como me enseñaste a madurar. Al fin y al cabo estoy aquí, no debes de haberlo hecho tan mal, yo solo te doy las gracias por todo, y por haberme concebido con amor tú y mamá. 
Yo hace un tiempo estuve orgullosa de ti, ahora me toca coger el relevo he intentar que tú lo estés de mi, no sé si conseguiré despertar algo en ti, pero sé que mi antiguo padre, es lo que habría esperado de mi.

Y a ti, mamá...guardemos en secreto lo nuestro, vale? Demasiados recuerdos que mi mente tiene que procesar, mucho dolor tendría que soportar, doy a la historia ya un punto final. Igualmente, te quiero mamá.

3 comentarios:

  1. Sabes que me tendrás siempre, para todo. No importa lo que pase. Y que sepas, que yo ya estoy orgullosa de ti. Así, conforme eres, y como has sido siemppre, conmigo y con los demás.
    Te quiero.

    ResponderEliminar
  2. Yo no le diría a mi madre que la quiero ni en un millón de años. Quizá a mi padre se lo diga cuando se esté muriendo... pero no lo creo.

    Besos!

    ResponderEliminar
  3. te dejo un gran beso.
    Saludos, q estes bien

    ResponderEliminar